¿Qué pasaría si tomáramos el “no” como una ruta para mejorar tu emprendimiento? Esta visión retadora nos la comparte Amy M. Chambers y nos da cinco estrategias que utilizarlo como un elemento para mejorar nuestra estrategia

1. No lo tomes personal
Regularmente al escuchar “no” creemos que el rechazo es a nuestra persona y seguramente no es así. Chambers sugiere que el no habla más de quien lo dice esto porque “frecuentemente, ignoramos o no escuchamos las razones que nos dan para el rechazo”. La lección es entonces escuchar más a nuestro interlocutor y sus necesidades.

2. Emociónate al ser rechazado.
Por supuesto, no es sencillo escuchar el rechazo como respuesta a una petición o a una negociación, y no es sencillo pensar que puede salir algo positivo de ello. Chambers sostiene que el rechazo es bueno pero que debes procesarlo desde otra perspectiva: “significa que fuiste allá afuera, hiciste una pregunta difícil y demostraste valentía. Significa que saliste de tu zona de confort, lo cual siempre nos ayuda a crecer y evolucionar”. De manera que, el no sí puede ser útil.

3. Pregunta por qué- aprende
Hay que decirlo: sentimos dolor cuando somos rechazados. Sin embargo, no debemos huir derrotados. La línea de trabajo a seguir es preguntar cuál factor pesa en la decisión de la persona, o indagar qué elementos pudieron facilitar que la persona dijera que sí. Es decir, la retroalimentación es un elemento fundamental para ajustar nuestra oferta para otros potenciales clientes.

4. Reconoce que las cosas pueden cambiar
Nada en la vida es permanente en la vida y nuestra circunstancia puede cambiar de un minuto a otro. Un rechazo no quiere decir que se repetirá con todo mundo. De tal suerte que debes ser paciente, y a veces hay que reconocer que “ahora mismo simplemente podría no ser el momento adecuado para lo que estás proponiendo, y aunque está bien, puede que no siempre sea así”.

5. Ajusta tu estrategia
Lo más importante del rechazo es que ponemos a prueba nuestra estrategia, y que hay que aprovechar el “no” para obtener la mayor cantidad de información posible y para ello puedes “emplear PHRA: plan, haz, revisa y ajusta”. Una vez que tengas claro el factor o factores de rechazo, entonces podrás ajustar tu estrategia. Por ejemplo, puedes descubrir que hacer llamadas durante la hora del almuerzo no es algo efectivo. También podrías aprender que no has estado trabajando con el target adecuado. En resumen, “el rechazo puede ser un excelente maestro porque puede guiarnos a implementar cambios en lo que hacemos y cómo lo hacemos”.

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